En el siglo VIII los vikingos eran los únicos que se atrevían
a aventurarse en las frías aguas del norte. Siglos más tarde, ingleses y
holandeses los sucedieron en la lucha contra el hielo en su búsqueda de una
ruta alternativa hacia China.
Todas esas expediciones, aunque erróneas, han sentado las
bases para la geografía moderna y han permitido que expertos expedicionarios
recorriesen las rutas heladas del Polo.
Dos de los problemas más comunes en todos los viajes
realizados al norte del continente europeo eran las duras condiciones
climáticas y lo complicado que era la navegación en esas aguas. Es por esto que
muchas embarcaciones no conseguían aguantar los meses e incluso años que
inevitablemente debía durar una expedición.
Expedición FRAM
En 1892, en Larvik, Noruega zarpó un buque que sería
recordado como uno de los mayores logros en tecnología naval de la humanidad; El
Fram, que en noruego significa Adelante. Este navío fue el verdadero
protagonista de la expedición de Nansen entre 1893 y 1896 y puede ser visitado
en su museo de Oslo, el Frammuseet.
La nave
noruega no es especialmente grande pues mide 39 metros de eslora aunque por
otra parte es considerablemente ancha porque cuenta con 11 metros de manga.
Colin Archer, el diseñador encargado de la estructura de la embarcación
decidió, con la ayuda de Nansen, crear un casco similar a la forma de un coco
para que el hielo no tuviese manera de aferrarse al barco y así aguantar lo más
posible sin encallar en los bloques de hielo del Polo.
Este barco se construyó siguiendo el plan de Nansen,
internarse en el Polo Norte para quedarse atrapado allí y dejarse llevar por
las frías aguas por lo que El Fram se transformaría en una verdadera base polar
estática con suficientes herramientas con las que la tripulación podía combatir
el aburrimiento como una biblioteca e incluso un piano que aún se conserva.
Plano del FRAM |
Expedición al Polo Norte
En 1895 Fridtjof Nansen y Hjalmar Johansen abandonaron el
barco con dos kayaks y dos trineos equipados para transportar todas las
provisiones y material necesario para su supervivencia en la travesía. Ambos
querían llegar lo más al norte posible y alcanzaron los 86º 14’ N, la latitud
más alta alcanzada hasta ese entonces.
A partir de este momento decidieron dejar de avanzar
hacia el norte debido a que las placas de hielo se movían en dirección sur y
era imposible continuar la travesía, por lo que comenzaron la ruta de vuelta
hacia Noruega a la que llegaron de manera triunfal el 9 de septiembre de 1896
después de haberse encontrado de nuevo con el Fram intacto y con toda la
tripulación sana y salva.
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